miércoles, 4 de enero de 2012

Somos seres "supersociales"


¿Por qué nos tenemos que ver reflejados siempre en los demás? ¿Por qué nuestra persona sólo es válida cuando alguien nos muestra su opinión de esta? ¿No es suficientemente importante nuestra visión de nosotros mismos… o no tenemos una visión lo suficientemente clara para saber quiénes somos sin que otros nos lo tengan que confirmar? El hecho de que nos tengamos que ver reflejados, como si de un espejo se tratase, en los ojos de los demás, en la opinión de los demás, en su forma de ver el mundo, que es tan válida como la nuestra, me resulta asqueante. Porqué voy a confiar más en alguien, a quien puede que incluso desprecie por como es, que en mi misma que me considero una persona buena y respetable. Y sin embargo, me cuestiono una y otra vez siempre que algún estúpido me ve como algo inferior a él, me cuestiono y pienso si estaré en lo cierto cada vez que cualquiera, peor o mejor que yo, disiente de lo que yo pienso o hago. ¿Cuál es la finalidad de esto? ¿Mejorar como personas? Pero y si yo sé que esa persona no sabe de lo que habla… aunque supongo que tampoco puedo saberlo con seguridad. Soy una persona que no cree en las verdades absolutas y en generalizarlo todo, sólo porque esa persona no sea buena en unas cosas no tiene porque equivocarse en lo que me está rebatiendo. ¿Entonces este sentimiento simplemente busca que nos auto perfeccionemos con la ayuda de la visión de los demás? ¿Entonces las personas tan seguras de sí mismas, que creen por encima de todo en su criterio, podrían estar cayendo en un círculo de ignorancia por creerse mejores que lo demás y no atender a razonamientos que podrían ser igual de buenos  o mejores que los suyos? ¿Y por el contrario las personas inseguras y sin criterio propio, que se dejan guiar siempre por el criterio de los demás podrían estar cayendo exactamente en el mismo error que los anteriores, tan seguros de sí mismos?
Por lo que parece otra vez nos encontramos en que hay que saber ser comedido para todo, buscar ese equilibrio. Ni fiarnos demasiado de nadie, ni tampoco ignorar las opiniones de todo el mundo. En la buena capacidad para elegir a quien escuchar y a quien no radica nuestro buen criterio. Entonces toda la interacción con los demás no sería más que un entrenamiento para nuestra personalidad, nuestro criterio. Aunque no tenemos porqué estar en lo correcto, tal vez estemos entrenando mal, pero claro ¿cómo sabemos si está bien o mal? Supongo que ese otro sentimiento que te advierte cuando sabes que estás haciendo algo mal y te recompensa cuando lo haces bien tiene mucho que ver, la conciencia. Pero todo esto sólo sirve en el marco de la sociedad donde te crías, porque la conciencia sigue los patrones que la sociedad ve como buenos o malos. Por lo tanto no existe ni el bien ni el mal absolutos (no hay que ser amigos de los extremos). Y la respuesta al final siempre es la misma. Somos seres “supersociales”, necesitamos del resto de individuos para conformarnos como un ser individual, con pensamientos y criterios propios. Tan simple como eso. Al compararnos con los demás y al darnos estos su opinión subjetiva de nosotros mismos, formamos una imagen global de nuestra persona  que no podríamos formar tan al detalle si coincidiéramos con menos persona o con ninguna… Las personas a nuestro alrededor nos dan perspectivas y nuevas formas de pensar que no descubriríamos por nosotros solos y mezclando las diferentes opiniones y formas de ver la vida de los demás podemos hacer que nuestra vida sea más rica. Si estuviéramos siempre solos con nuestros pensamientos nos obcecaríamos en ellos y nunca veríamos más allá. Nuestro mundo acabaría confinado a 4 pensamientos fundamentales y nunca avanzaríamos, nos quedaríamos estancados en nuestro pensamiento, ignorantes de todo lo que nos espera ahí fuera. Y aunque esto se ve como algo malo, hay mucha gente que ha sido feliz dentro de su ignorancia, si no mirad la gente de los pueblos aún hoy en día alejados de las grandes ciudades multitudes de gente y torrente de información. Y sin embargo han sabido ser felices, o tal vez sólo se han conformado con lo que tenían, eso no lo sé. Tal vez ahora que tenemos más oportunidades donde elegir sea cuando somos más desdichados porque a pesar de que parece que nos podemos comer el mundo, que todo está a nuestro alcance y que podemos hacer lo que queramos no conseguimos estar completos, no hay nada que sacie el vacio que antes se llenaba simplemente con la familia, los hijos y una vida social escasa en las fiestas de los pueblos. ¿Será que la familia es la verdadera finalidad de nuestra vida, simplemente el hecho de dar relevo a nuestro material genético? ¿ y por eso parece que sólo somos felices cuando encontramos a la que puede ser la otra parte genética de nuestros hijos o cuando tenemos a estos a nuestro lado? ¿Será ese el verdadero  significado de la vida? ¿Y nosotros estamos buscando un más allá, más que absurdo, teniéndolo todo tan cerca? ¿Y qué pasa entonces con aquellas personas que escapan de sus familias, o que no quieren formar una, esas personas están erradas, son defectuosas? ¿O hay un segundo camino? ¿Realmente habrá gente que sea feliz sin tener pareja e hijos? Yo desde luego no lo soy, no creo que necesite tener hijos, pero desde luego necesito alguien que me comprenda, me apoye, me dé su amor incondicional y yo darle todo el que tengo guardado.
La conclusión es que nos necesitamos unos a los otros, no podemos ser la naranja entera aunque queramos. Pero sí podemos intentar ser el mayor número de gajos posible.

Emociones: ¿impulso o decisión?

¿Cuáles son los sentimientos más constantes en tu vida? Amor, pasión, amistad, compañerismo, pena, ilusión, esperanza, alegría, anhelo, desesperación, miedo, nostalgia… ¿Te definen esos sentimientos? ¿Eres tú quién los creas? ¿Qué significa tener un sentimiento? Un sentimiento es algo que mueve tu vida, que te hace cambiar, y hacer cosas. El tipo de sentimiento que elijas seguir será el que defina tu vida, pero no olvides que es tu decisión cuál de ellos escoges. Los sentimientos son algo inherente en el ser humano, no podemos evitar tenerlos y aún así a veces nos preguntamos el por qué de estos, por qué sentimos así. Es algo simplemente fisiológico, la bioquímica en estado puro. Aunque queramos tener el mando sobre nosotros mismos para no caer en los mismos errores de siempre, hay algo que nos arrastra a ello, ya que estamos “programados” de una forma concreta y no podemos cambiar eso, no al menos del todo. Los humanos buscamos siempre el amor, la aprobación del compañero, la atención, el reconocimiento, aunque queremos no necesitar todo eso, ser autosuficientes, esa tarea es imposible pues somos criaturas sociales desde que nos constituimos como especie. La sociedad era necesaria para la supervivencia - puesto que al ser una especie poco fuerte y especializada (en comparación con el resto de especies con los que convivían nuestros ancestros)era necesaria la presión de la manada para cazar grandes presas y así poder abastecer a todos, además de ser mucho más eficaz una defensa numerosa en caso de ser necesario -, y esa “programación” en nuestros genes nos hacen necesitar crear un vínculo social con los demás, un vinculo afectivo, un circulo en el que nos sintamos integrados y protegidos. Una vez sabido esto, sabemos que los sentimientos son el cauce que nos lleva a la conexión con los demás ,el nexo de unión social y ,por tanto, a llave a nuestra supervivencia. Aunque a veces no queramos dejarnos llevar por nuestras emociones, no podemos evitarlo pues nuestro organismo funciona por sí sólo, sin preguntarnos. Sentir es algo hermoso. Nunca pensamos en que sería de nuestras vidas si fuéramos totalmente insensibles, sólo deseamos dejar de sufrir y no pensamos más allá. Nos sentimos desdichados y lo único que anhelamos es dejar ese sentimiento atrás. Pero lo que no pensamos es que ese sentimiento es absolutamente necesario para nuestro aprendizaje, sin las emociones hace mucho que la raza humana se habría extinguido. Pensemos en un cavernícola que acaba de descubrir el fuego, pensemos en que pasaría si el sentimiento de miedo y desconfianza ante algo nuevo y desconocido no existiera; ¿qué ocurriría entonces? Pues que nuestro congénere prehistórico se quemaría sin remedio, y además como sigue sin tener sentimientos como el de arrepentimiento por su acto, y seguiría también sin miedo, volvería a caer en la misma trampa, una y otra vez, cada vez que se topara con el fuego. También es verdad que si fuera un ser insensible tampoco surgiría la curiosidad de acercarse a ese fuego para investigarlo y seguramente no se quemaría, pero entonces el hombre nunca hubiera descubierto el fuego y mucho me temo que nuestra evolución no hubiera sucedido, ni mucho menos, de la forma que conocemos…
La conclusión es clara; necesitamos nuestras emociones, si bien hoy en día no tenemos que sobrevivir como lo hacíamos hace miles de años, nuestras emociones nos guían para seguir aprendiendo, tanto de nuestros errores como para seguir buscando nuevas respuestas y caminos alternativos. Esa búsqueda incansable de respuestas que seguimos desde siempre, es la base de nuestra humanidad y esos sentimientos que a veces tanto aborrecemos son nuestra mayor marca de clase. Y ahora que sabemos todo esto; ¿que podríamos hacer?¿¿ Resignarnos a una vida guiada únicamente por nuestros impulsos inconscientes?, o bien, elegir cuales de los múltiples impulsos y emociones  nos son más valiosos para llevar una vida encauzada a nuestra manera?? La decisión es sólo nuestra, como siempre lo ha sido, sólo no tenemos que olvidarnos de ello.